Este Porsche Carrera GT ha sido rehecho por completo y hace un guiño a los 70

Hay restauraciones y hay renacimientos. Lo que acaba de salir de los talleres de Porsche Sonderwunsch en Alemania pertenece a la segunda categoría. El protagonista es uno de los superdeportivos analógicos más venerados de la historia: el Porsche Carrera GT. Su dueño, el coleccionista puertorriqueño Víctor Gómez, decidió que tener una de estas joyas no era suficiente.

El objetivo es que se convirtiera en algo único y que rindiera tributo a la historia de la marca en la competición. El resultado es una obra de arte técnica y estética que une el aullido del motor V10 atmosférico de los 2000 con la estética del legendario Porsche 917 «Salzburg» que ganó Le Mans en 1970.

Originalmente, este Carrera GT de hace 20 años lucía el clásico color plateado. Sin embargo, Gómez quería evocar la gesta de Hans Herrmann y Richard Attwood, quienes dieron a Porsche su primera victoria absoluta en Le Mans con el 917 número 23, pintado en rojo y blanco. El reto para el equipo de diseño, liderado por Grant Larson, no fue sencillo. Las curvas del Carrera GT no tienen nada que ver con las del 917.

Para adaptar la decoración «Salzburg» sin que pareciera un disfraz mal hecho, el equipo tuvo que trabajar a la vieja usanza: enmascarando el coche real con cintas adhesivas para ajustar las líneas dinámicas sobre la carrocería. El acabado final, pintado a mano en Rojo Indian y blanco, luce el dorsal 23 y se complementa con llantas de magnesio en diseño original pero pintadas en negro satinado, con el escudo a todo color. Un detalle que marca la diferencia entre un coche vinilado y una obra de fábrica.

Si por fuera impresiona, el habitáculo es una declaración de intenciones. Siguiendo los deseos de Gómez, el interior ha sido reconfigurado por completo. El Alcantara en Rojo Indian inunda la cabina: volante, salpicadero, consola central y hasta el juego de maletas a medida. Para crear contraste, Porsche ha utilizado fibra de carbono en acabado negro mate (en lugar del brillante habitual) y un detalle muy racing: la parte central de los asientos emplea el mismo tejido ignífugo negro que se usaba en el 918 Spyder.

Pero lo que hace especial al programa Factory Re-Commission no es solo la pintura. Este coche ha sido desmontado pieza a pieza. El glorioso motor V10 de 5.7 litros y 612 CV, famoso por tener uno de los mejores sonidos de la historia, ha sido revisado y reacondicionado por completo.

Técnicamente, Víctor Gómez se lleva a Puerto Rico un coche «nuevo». El vehículo ha recuperado su estatus de kilómetro cero, documentado por la propia Porsche. Es la demostración de que, para la marca de Stuttgart, sus clásicos no son viejos, son lienzos esperando una segunda vida aún más emocionante.