Lincoln Zephyr, el V12 elegante y asequible de la América de los años 30

En la década de 1930, mientras el mundo se recuperaba de la Gran Depresión, la industria automotriz americana buscaba innovar con diseños audaces y motores potentes. Entre los coches que destacaron en esa época, el Lincoln Zephyr V12 sobresale por varios aspectos. Por un lado, su elegancia y revolucionaria aerodinámica. Por otro, su motor de 12 cilindros, toda una rareza en un coche de su precio.

El Lincoln Zephyr fue concebido como un Lincoln más asequible, situado entre los Ford V8 DeLuxe y los exclusivos Lincoln Model K. Su diseño, obra del holandés John Tjaarda y refinado por Bob Gregorie (el diseñador estrella de Edsel Ford), rompió con la tendencia de coches cuadrados y pesados de la época.

Sus formas aerodinámicas, influenciadas por la aviación, estaban repletas de líneas curvas que fluían desde el morro hasta la cola. De hecho su nombre, tomado del dios griego del viento, Céfiro, enfatizaba su estilo fluido y moderno.

Faros integrados y parrilla cromada, una novedad frente a los diseños tradicionales de los años 30.

El motor V12 como colofón

Lo más llamativo del Zephyr no era solo su carrocería, sino su motor V12, una rareza en un coche de precio relativamente accesible. Estas eran las especificaciones principales del Lincoln-Zephyr H-series V12:

• Cilindrada: 267 pulgadas cúbicas (4.4 litros).
• Potencia: 110 CV a 3.900 rpm.
• Par motor: Más de 258 Nm con una curva de par muy plana, que lo hacía muy elástico.
• Tecnología: Cabezas de aluminio, doble bomba de refrigeración y, más tarde, elevadores hidráulicos para mejorar su fiabilidad.

Este bloque tuvo problemas iniciales de sobrecalentamiento, causado por conductos de refrigeración demasiado estrechos. Se acumulaban lodos debido a una ventilación deficiente del cárter. La solución llegó en 1940, cuando Ford rediseñó el motor, ampliándolo a 292 pulgadas cúbicas (4.8 litros) y mejorando su refrigeración.

Aunque no era un motor deportivo, su suavidad y refinamiento lo convirtieron en un símbolo de lujo accesible. De ese modo pudo convertirse en todo un éxito, con más de 130.000 unidades vendidas entre 1936 y 1942, en plena poscrisis económica.

El Zephyr encontró su nicho, el de aquellos a clientes que querían un Lincoln con estilo moderno sin pagar fortunas. Los Buick de la época tenían diseños más tradicionales y solamente el Chrysler Airflow era tan innovador... aunque quizá para el gran público era demasiado radical. El Packard 120 era quizá su rival más directo dentro de las opciones de lujo «asequible», pero se quedaba en ocho cilindros.

Se vendió con carrocería sedan y coupé como la unidad cuyas imágenes acompañan a este artículo. Se trata de una de esas restauraciones ejemplares, en la que se desmonta hasta el último tornillo del vehículo y que ha recibido múltiples premios y reconocimientos, ganador en Pebble Beach y otros concursos de élite.

Si bien la producción del Zephyr remató en 1942 (por la guerra), su influencia perduró: Fue el precursor del Lincoln Continental, uno de los iconos de la marca. Hoy es muy perseguido por los coleccionistas por su importancia histórica, sobre todo la versión cupé.

El motor V12, aunque menos conocido que el Ford Flathead V8, es apreciado por los especialistas al tratarse de los pocos motores de sus características que llegaron a un público amplio. Cuando ves las imágenes de esta restauración impecable, posiblemente el Lincoln Zephyr mejor conservado del mundo, percibes que estás ante un tesoro sobre ruedas, con un nivel de detalle que supera incluso a muchos coches de época.

Fuente: Mecum