
Pepita, Pasha y tartán: los estampados clásicos de Porsche están de vuelta
En un mundo donde la piel sintética y el alcántara negro parecen dominarlo todo, Porsche ha decidido dar un golpe de timón directo a la nostalgia. La marca de Stuttgart acaba de anunciar la reedición oficial de sus telas más icónicas, esas que vistieron los habitáculos de sus deportivos desde los años 60 hasta los locos 80. Hablamos de nombres que a cualquier purista le suenan a música celestial: Pepita, Pasha, tartán y las elegantes rayas diplomáticas vuelven a estar disponibles, y lo hacen con la misma calidad obsesiva que caracteriza a la firma.
Esta decisión no es un simple capricho retro, sino una respuesta a una necesidad real del mercado de clásicos. Ulrike Lutz, directora de Porsche Classic, señala que había una laguna importante para los clientes que buscaban restaurar sus joyas. Hasta ahora, muchos tenían que recurrir a imitaciones de dudosa calidad que no cumplían con los estándares. Con esta reedición, Porsche asegura que el tapizado nuevo del asiento del conductor será idéntico al del pasajero, aunque este último lleve instalado desde 1975.

El proceso de recuperación de estos tejidos ha sido casi arqueológico. Los expertos de la marca se han sumergido en los archivos y han rastreado almacenes por medio mundo. Una de las anécdotas más fascinantes es el hallazgo en Estados Unidos de un asiento de 911 virgen, tapizado en tartán verde en 1975 y guardado en un armario oscuro durante décadas. Esa pieza, conservada como si fuera una reliquia, ha servido de «piedra Rosetta» para reproducir fielmente los colores y las texturas originales.
Entre los diseños que vuelven destaca el hipnótico Pasha, inspirado en las banderas a cuadros de las carreras y que debutó en el 928 a finales de los 70. Su patrón de cuadros distorsionados crea una sensación de movimiento que pretendía evocar el lujo oriental de los cojines de un pachá. También regresa el Pepita, ese estampado de pequeños cuadros y rayas diagonales que debe su nombre a la bailarina española Josefa Durán y que Christian Dior popularizó en la moda antes de que Porsche lo adoptara en el 356 y los primeros 911.

Y por supuesto, el tartán. Símbolo de los clanes escoceses, llegó al catálogo del 911 Turbo en 1974 como una opción exclusiva. Louise Piëch, hija de Ferdinand Porsche, fue una de las primeras en disfrutarlo en su 911 Turbo Nº 1, combinando el cuero rojo con el tartán McLaughlan. Ahora, cualquier propietario puede pedir estos metros de historia a través de los centros oficiales para devolver a su clásico el esplendor y la autenticidad con la que salió de fábrica. Porque en un Porsche, la historia no solo se escucha en el motor, también se toca en los asientos.
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