Tamiya Wild One MAX, cuando tu buggy de radio control de los 80 se hace real

Para algunos jóvenes de la Generación X y los Millennials más mayores, el nombre Tamiya es sinónimo de tardes nostálgicas que se desvanecen en las pistas asfaltadas o la tierra y el barro. Una época pasada donde los niños montaban buggies de radio control y los enviaban a sortear el terreno más accidentado del vecindario, a menudo imaginándose a sí mismos al volante. Uno de los más icónicos fue el Tamiya Wild One R/C, y ahora está de vuelta para que realmente puedas conducirlo gracias a The Little Car Company.

El nombre de The Little Car Company puede no sonarte, pero tal vez la recuerdes por obras como el Aston Martin DB5 Junior y Bugatti Baby II exquisitamente diseñados. Unos juguetes que, en realidad, pueden ser conducirlos por niños –y algún que otro adulto– gracias a sus motores eléctricos. En una increíble inversión del modus operandi habitual de The Little Car Company, la compañía se asoció con Tamiya para lanzar una versión más grande de uno de sus modelos icónicos, al menos para quienes aún recuerden los 80 y 90.

Porque si creciste en alguna de estas dos décadas y jugabas con coches de radio control, es más que probable que construyeses, y tal vez te estrellaras contra alguna pared, un Tamiya Wild One R/C. El famoso buggy, lanzado originalmente en 1985, fue tan querido que regresó en 2012 y, nuevamente, en 2015 . Parte de la magia del original fue el hecho de que era más que un vehículo teledirigido, era el sueño de jóvenes pilotos de la época, y podía ir tanto por el pasillo de tu casa como por los caminos que tuvieses alrededor de ella.

Cuando el Wild One primigenio (set 58050 para los fanáticos de Tamiya) fue lanzado junto con otros kits como el Frog y el Hornet, se convirtió en uno de los coches RC más queridos. Ahora, con la ayuda de The Little Car Company, el buggy ha crecido hasta los 3,5 metros de longitud y ha aumentado su peso hasta los 250 kilos, por lo que se necesita una mesa de cocina realmente grande y resistente para meter mano al buggy. Seguramente, tus padres no lo vean con buenos ojos, pero, ¿y la sonrisa que te deja de oreja a oreja?

Al igual que el modelo original a una décima de escala, el renacido Tamiya Wild One MAX se venderá como un kit de buggy eléctrico para hacerlo en casa, pero esta vez en un tamaño ocho veces mayor. Desde su habitáculo equipado con asientos de tipo buquet, el conductor puede accionar la dirección, los frenos –cortesía de Brembo– y la transmisión, totalmente eléctrica. Y para que haya unidades para todos los gustos y colores, The Little Car Company lo producirá con diferentes niveles de potencia, velocidad punta y autonomía.

El nuevo Wild One MAX está construido alrededor de un chasis tubular de acero equipado con suspensión helicoidal y neumáticos todoterreno de 15 pulgadas. De primeras, el buggy acogerá una batería de 2 kWh que le da una autonomía de hasta 40 kilómetros. Asimismo, el motor eléctrico montado en la parte trasera envía 4 kW (5,5 CV) de potencia a las ruedas traseras para impulsar el buggy a una embriagadora velocidad de 50 km/h, unas cifras que bien podrían corresponderse con las de un ciclomotor dedicado al reparto de pizzas.

Puede que no suene a mucho, pero estamos hablando de una máquina que pesa menos de la mitad de un Caterham Seven y no tiene parabrisas ni puertas que atenúen la sensación de velocidad. Aún así, mucha gente mirará el Tamiya Wild One MAX y se preguntará por qué el Ariel Nomad, visualmente similar, tiene 230 CV más. Pero la realidad radica en que nuestro protagonista es solo un juguete al que le han dado una cantidad sustancial de esteroides, no un arma terrestre para conquistar todos los caminos sin asfaltar que encuentres.

De todas formas, para aquellos que quieren más potencia, The Little Car Company menciona que está trabajando en actualizaciones para la batería y el motor que aumentarán tanto la autonomía como el rendimiento. Otras mejoras que se están considerando incluyen arneses de carreras y un paquete de frenos y de suspensión más serio, así como un paquete Tarmac (asfalto) que incluirá un juego de neumáticos y guardabarros orientados al disfrute y gozo de tramos de carretera lisos y sin piedras, así como tres modos de conducción.

De momento, el Tamiya Wild One MAX no se puede conducir en la vía pública, pero llama la atención que, próximamente, se incorporará una serie de extras que trae consigo algunos componentes para hacerlo legal, como luces de freno, intermitentes y espejos retrovisores, por lo que cumpliría con la legislación de un cuadriciclo ligero. Las ventas de este juguete a escala 8:10 comenzarán en 2022 con un precio que parte en 6.000 libras esterlinas más IVA, unos 6.900 euros al tipo de cambio actual, mucho más asequible que el Bugatti Baby II.

Así que prepárate para sacar las herramientas, pegar algunas pegatinas y convertirte en un niño nuevamente. Porque la nostalgia es una droga increíble y vivir el sueño de la infancia de conducir tu juguete favorito de radio control, diríamos que es un dinero bien gastado.

Fuente: Tamiya