Tsutomu Matano: así fue la vida del padre del Mazda MX-5

El mundo del motor despide a una de sus figuras más queridas y trascendentes. Tsutomu “Tom” Matano, considerado el padre del Mazda MX-5, falleció el pasado 20 de septiembre de 2025 en San Francisco a los 76 años. Su legado va mucho más allá del diseño de un coche: dejó una filosofía, una manera de entender el automóvil y una comunidad de apasionados que hoy le rinden homenaje.

Nacido en Nagasaki en 1947, Matano se graduó en Ingeniería en la Universidad de Seikei en Tokio en 1969. Sin embargo, pronto descubrió que su verdadera pasión estaba en el diseño de automóviles. En 1970 se trasladó a Estados Unidos para formarse en el prestigioso Art Center College of Design de Pasadena, un vivero de talento del que salieron algunos de los diseñadores más influyentes de la industria.

Su carrera comenzó en General Motors, dentro de la división Oldsmobile, y poco después viajó a Australia para trabajar en Holden. Tras siete años en Oceanía, se unió a BMW en Alemania, donde colaboró en los primeros bocetos de lo que sería el Serie 3 E36. Aunque el proyecto era prometedor, Matano buscaba más dinamismo: en sus propias palabras, en BMW uno podía pasarse décadas puliendo un único modelo, mientras él ansiaba dejar huella en múltiples proyectos.

Ese deseo de crear lo llevó de vuelta a California en 1983, donde aceptó dirigir el estudio de diseño de Mazda en Irvine. Fue el momento clave de su vida. Allí coincidió con Bob Hall, periodista reconvertido en planificador de producto, que soñaba con revivir el espíritu de los pequeños roadsters británicos de los 60. La idea encajó con Matano, que plasmó en papel la visión de un deportivo ligero, asequible y divertido de conducir.

El proyecto contó con el apoyo de Kenichi Yamamoto, presidente de Mazda y uno de los padres del motor rotativo. Después de un concurso de diseño interno, la propuesta californiana liderada por Matano se impuso. En 1989 nació el Mazda MX-5 Miata, un coche que marcó una época: ligero, de tracción trasera, con techo sencillo y, sobre todo, pensado para transmitir placer al volante. Su éxito fue inmediato y a día de hoy supera el millón de unidades vendidas.

Pero Matano no se conformó con lanzar un deportivo. Escribió un plan que imaginaba cómo evolucionaría el Miata durante tres generaciones, convencido de que no debía ser un modelo aislado, sino una saga que se cuidase a lo largo del tiempo. Esa visión estratégica fue decisiva para mantener al MX-5 como un referente durante más de tres décadas.

En paralelo, Matano también supervisó la creación de otro icono de la marca: el Mazda RX-7 FD, considerado por muchos como uno de los deportivos japoneses más bellos de la historia. Su estilo limpio, atemporal y cargado de personalidad aún inspira a diseñadores de todo el mundo. Su huella también quedó en prototipos como el Miata M Coupe de 1996 y en el tono general de los estudios de diseño de Mazda, que bajo su dirección se convirtieron en referentes de innovación.

En 2002, tras casi dos décadas en Mazda, Matano emprendió un nuevo camino como director ejecutivo de la School of Industrial Design en la Academy of Art University de San Francisco. Desde allí formó a cientos de jóvenes diseñadores, no solo de automoción, sino de múltiples disciplinas creativas. Para sus alumnos, era un mentor accesible, entusiasta y siempre dispuesto a compartir anécdotas de su carrera.

Lejos de alejarse del mundo del motor, Matano siguió muy vinculado a la comunidad. Era un habitual en eventos como la Miata Reunion, en concentraciones de propietarios y en competiciones locales. Siempre con una sonrisa, firmaba autógrafos, respondía preguntas y repetía su lema personal: Always Inspired. Muchos Miata llevan hoy su firma en el salpicadero, una prueba de la conexión única que tenía con los aficionados.

La muerte de Tsutomu Matano deja un vacío enorme en el mundo de la automoción. Sin embargo, su legado permanece vivo en cada MX-5 que recorre las carreteras, en el recuerdo del RX-7 y en los cientos de estudiantes que formó en su etapa como profesor. Mazda, los entusiastas y la comunidad global de amantes del automóvil lo recuerdan como un hombre cercano, humilde y apasionado.

Más allá de los coches que diseñó, Matano nos enseñó que un automóvil puede ser mucho más que un medio de transporte: puede ser una fuente de emociones, de comunidad y de inspiración. Y en eso, como en tantas otras cosas, fue un auténtico maestro.