
Opel Grandland: ¿menos carácter, más de todo? Te lo contamos en vídeo
Todos recordamos la era de Opel como una firma cargada de personalidad. Cada vez está más diluido aquel eslogan de «es alemán», que en boca de Claudia Schiffer marcó una época. Ahora están bajo el paraguas de Stellantis, lo que se traduce en productos hechos sobre plataformas comunes y cada vez menos diferenciación. Lo hemos experimentado recientemente al probar el nuevo Opel Grandland. Ya te lo contamos en vídeo, pero queríamos repasar un detalle importante. Queda claro que este modelo ha perdido en carácter, pero ¿y si ha ganado en todo lo demás?
Estamos con la segunda generación del modelo, aquella que rompe con la anterior de forma notable. Ya no tiene una X en su nombre y cambia la plataforma EMP2 por la STLA Medium. Por lo tanto, vemos un producto más grande y más electrificado, colocado actualmente como un auténtico buque insignia para la marca. Puede que no tenga tanta personalidad en el diseño, que se redondea y quizá tenga menos de Opel que otros modelos de la familia. Sin embargo, gana enteros con detalles tecnológicos como la destacada iluminación Intelli-Lux Pixel HD que le convierte en un vehículo realmente reconocible por la noche.
El habitáculo presume de un gran salto generacional, en el que se carga con la última tecnología. Las pantallas son protagonistas, sobre todo la central de 16 pulgadas, que aglutina la mayoría de funciones. Ya hemos hablado de los aspectos negativos que eso conlleva, pero en este caso vemos cosas que nos hacen olvidarlo. El nuevo Opel Grandland tiene un nivel de calidad superior al anterior, con materiales más cuidados y detalles de diseño que sorprenden. Por no hablar de la destacada habitabilidad que le permite conseguir una segunda fila amplia y un maletero de 550 litros de capacidad.
La gama mecánica es cierto que puede cojear. Es clavada a la de otros productos de Stellantis, con varias opciones electrificadas. Aunque probamos el microhíbrido de acceso con 145 CV, mantienen un híbrido enchufable que es interesante y llegan dos eléctricos hasta llegar a los 325 CV del Grandland Electric AWD. Podríamos decir de su comportamiento dinámico que no sobresale en ningún aspecto, pero que consigue un equilibrio muy interesante para la mayoría de usos. Tiene un precio de partida de 33.000 euros, que ya ha de ser considerado, mientras que el PHEV y el eléctrico de acceso suben hasta los 40.250 euros.
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