
El coche eléctrico que puedes reparar tú mismo: una creación tan utópica como funcional
Todos hemos sentido alguna vez el coche moderno como una «caja negra». Un elemento cada vez más difícil de entender, el que cambiar una bombilla requiere desmontar medio parachoques o pasar por el taller oficial. La industria actual parece haber convertido al automóvil en un smartphone con ruedas: sellado, opaco y con fecha de caducidad psicológica. Pero desde la Universidad Tecnológica de Eindhoven quieren dar un revés a esa tendencia. Se llama ARIA y es la pesadilla de la obsolescencia programada.
Diseñado por el equipo de estudiantes TU/ecomotive, este vehículo urbano no busca impresionar con aceleraciones de infarto, sino con una sencillez radical. Su nombre, un acrónimo de Anyone Repairs It Anywhere («cualquiera lo repara en cualquier lugar»), lo dice todo. Mientras la vida media de un coche ronda los 20 años, el ARIA aspira a ser prácticamente inmortal gracias a una arquitectura modular que permite renovarlo por partes, como si fuera un juguete de construcción para adultos.

La verdadera magia está bajo la piel. Aquí todo se basa en componentes accesibles que cualquiera puede sustituir usando las herramientas incluidas en el propio coche. Su sistema de baterías es el mejor ejemplo de esta filosofía «hazlo tú mismo». En lugar de un bloque monolítico y pesado que condena al coche al desguace si falla, ARIA utiliza seis módulos independientes de unos 12 kg cada uno. Si una celda muere, no cambias el coche entero ni pagas una fortuna, extraes el módulo defectuoso con tus propias manos (desconectando un solo cable) y lo sustituyes en segundos.
Con sus casi 13 kWh de capacidad total, ofrece una autonomía de 220 kilómetros, justa para la ciudad sin el lastre innecesario de los grandes SUV. Pero el ARIA va más allá de la mecánica. Las reparaciones son sencillas gracias a una aplicación de diagnóstico que se conecta al salpicadero y guía al usuario paso a paso. Incluso el sistema eléctrico está centralizado en cajas individuales intercambiables que comparten las mismas placas electrónicas, simplificando enormemente el stock de recambios.

Este proyecto es también un dardo envenenado hacia Bruselas. Taco Olmer, líder del equipo, insiste en que la legislación europea sobre el «Derecho a Reparar» debe dejar de centrarse solo en lavadoras y mirar hacia el garaje. Los estudiantes han demostrado que es posible fabricar un vehículo funcional, capaz de alcanzar los 90 km/h, en menos de un año. Aunque todavía es un prototipo que carece de elementos como airbags, sus creadores aseguran que el chasis es resistente y seguro, y ya planean pruebas en circuito con la agencia de vehículos holandesa. El ARIA quizás no llegue a producción mañana, pero es, sin duda, la prueba rodante de que otra forma de fabricar coches es posible.
Fuente: Eindhoven University of Technology
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