
El autobús escolar que da electricidad a la ciudad ya funciona en Estados Unidos
Imagina un autobús escolar americano. Amarillo, grande, un clásico. Ahora imagina que, cuando termina su ruta y se queda aparcado y silencioso, en lugar de ser solo un vehículo en reposo, se convierte en una pila gigante que puede devolver electricidad a la red de tu ciudad. Suena a ciencia ficción, pero ya está ocurriendo en Illinois, EE.UU.
La compañía eléctrica ComEd ha comenzado a probar una tecnología revolucionaria con tres distritos escolares: autobuses eléctricos con carga bidireccional. Esto significa que no solo consumen electricidad de la red para cargar sus baterías, sino que también pueden devolverla cuando no se usan.
¿Cómo funciona exactamente?
Piensa en el autobús como un power bank (esas baterías portátiles para el móvil), pero del tamaño de un vehículo. De día, trabaja: Lleva a los niños al colegio y vuelve. Por la noche, se enchufa para cargarse cuando la demanda de electricidad en la ciudad es baja (y por tanto, más barata).

Por la tarde, ayuda: En las horas de mayor consumo, cuando todos llegamos a casa, encendemos luces, la TV y la lavadora, la red eléctrica sufre una gran presión. Es en ese momento cuando el autobús, ya cargado y aparcado, inyecta parte de la energía de su batería a la red para ayudar a estabilizarla.
¿Y esto para qué sirve? Un triple beneficio
Esta simple idea, conocida como V2G (Vehicle-to-Grid), genera un círculo virtuoso:
- Alivia la presión de la red: Ayuda a evitar apagones y sobrecargas en los momentos críticos, haciendo el sistema más estable para todos.
- Ahorra dinero a los colegios: Al «prestar» la energía de sus baterías, los distritos escolares reciben una compensación económica. Además, pueden reducir su propia factura de la luz.
- Beneficia a todos los clientes: Una red más estable y eficiente se traduce en costes de mantenimiento más bajos y, potencialmente, en precios de la electricidad más asequibles para toda la comunidad.
Los retos en el camino: no todo es perfecto
Algunos distritos, como el de Wauconda, han tenido problemas con la fiabilidad de sus autobuses eléctricos, que han pasado más tiempo en el taller que en la carretera. La falta de mecánicos especializados y el rendimiento en climas fríos son obstáculos que hay que superar.
Por ahora, es un programa piloto con solo cuatro autobuses. El objetivo de ComEd es entender bien la tecnología, resolver estos problemas y crear un modelo que pueda extenderse a muchos más colegios en el futuro.

Lo bueno del proyecto es que nos enseña que el futuro de la energía no es solo generar más, sino gestionarla de forma más inteligente. Los vehículos, que pasan el 95% del tiempo aparcados, pueden convertirse en una red de almacenamiento energético que además pueden distribuir luego.
En España quizá no pueda hacerse con buses escolares, pero sí con otras flotas que concentren su actividad en las mañanas, como las furgonetas de Correos, por ejemplo. Los vehículos pueden ir más allá del transporte de personas y mercancías, también pueden iluminar el presente.
Fuente: Inside Climate News
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