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MARIO NOGALES

24 Octubre, 2022

La tecnología de la NASA que permitirá cargas más rápidas en los eléctricos

La NASA siempre tiene la mira en el espacio exterior, pero hay veces que sus tecnologías pueden ser aplicadas en la Tierra. De hecho, algunas pueden llegar a aspectos tan cotidianos como la recarga de un coche eléctrico, que parece que va a ser la norma en los próximos años. Está la queja extendida sobre la infraestructura de recarga y la poca cantidad de puntos públicos, pero también se dice que todavía los tiempos de carga son elevados. Eso se podría solventar con un sistema interesante que se centra en la refrigeración.

En el espacio es clave mantener la temperatura óptima de cada dispositivo para que todo funcione sin problemas. Así que la NASA siempre ha estado trabajando en diversas tecnologías de control térmico y una de ellas es perfectamente aplicable en el mundo del motor. Recibe el nombre de Flow Boiling and Condensation Experiment (FBCE), que podríamos traducir como «experimento de condensación y ebullición de flujo» y sirve para que los astronautas puedan experimentar en situaciones de microgravedad en la Estación Espacial Internacional.

¿Y eso qué tiene que ver con la recarga de los coches eléctricos? Pues después de un año probándolo en el espacio han descubierto que podrían instalar este sistema en los sistemas de carga de los coches para mejorar su eficiencia térmica. Cuando la corriente eléctrica pasa a través de cualquier conductor se genera calor, que crece cuanto mayor sea la corriente. Los cables para cargadores rápidos son más gruesos y pesados debido precisamente a eso, a la necesidad de controlar su temperatura para que no llegue a ciertos límites.

Para tener una carga completa en cinco minutos y no en media hora como se está contemplando ahora en el mejor de los casos, sería necesaria una corriente de 1.400 amperios, prácticamente el triple de la que alcanzan los cargadores actuales. Eso generaría muchísimo calor y sería necesario un método mejor para controlar la temperatura. Y es ahí cuando entra en juego la «ebullición de flujo» con la que ha trabajado la NASA. Con un refrigerante líquido dieléctrico (no conductor de electricidad) que se bombea a través del cable de carga, donde captura el calor generado por el conductor de corriente.

Las primeras pruebas les han permitido llegar a entregar hasta 4,6 veces la corriente de los cargadores de vehículos eléctricos más rápidos disponibles en el mercado actual a la vez que eliminar hasta 24,22 kW de calor. De hecho, con el cable de carga de Purdue se podrían entregar hasta 2.400 amperios, mucho más que los 1.400 que mencionamos para conseguir esa preciada carga en cinco minutos... En definitiva, una mejora que podría ser realmente interesante y que podría marcar un punto de inflexión en el coche eléctrico.

Fuente: NASA

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