La historia de Opel

No cabe duda de que Opel es una de las marcas más longevas y emblemáticas de la industria del automóvil. Su historia está llena de innovación, adaptaciones al cambio y una sorprendente capacidad para adaptarse al paso de las generaciones. Hacemos un repaso a su historia, desde el humilde comienzo como fabricante de máquinas de coser hasta su actual papel como una pieza clave en la estrategia eléctrica de Stellantis. En más de un siglo, el recorrido de la firma del rayo ha sido una auténtica crónica del progreso industrial europeo.

Los orígenes: de máquinas de coser a coches

Adam Opel fundó la compañía en 1862 en Rüsselsheim, Alemania. En un principio, la empresa fabricaba máquinas de coser y, más tarde, bicicletas, convirtiéndose en líder del sector a finales del siglo XIX. No fue hasta 1899 cuando Opel produjo su primer automóvil, tras asociarse con el empresario Friedrich Lutzmann. Aquel primer intento resultó modesto, pero fue el punto de partida de una de las trayectorias más importantes de la industria del motor a nivel europeo.

Con el nuevo siglo, Opel comenzó a fabricar coches de manera independiente, introduciendo modelos como el Doktorwagen en 1909, un vehículo asequible para la clase media que marcaría el espíritu de la marca: ofrecer tecnología alemana al alcance de todos.

Los años 20: industrialización y llegada de GM

Durante la década de 1920, Opel fue pionera en la producción en serie en Alemania. En 1924, la marca inauguró una línea de montaje inspirada en las fábricas de Ford en Estados Unidos, lo que permitió fabricar coches más rápido y a menor coste. En 1929, General Motors adquirió el 80 % de las acciones de Opel, completando la compra total en 1931. Esta alianza con el gigante americano fue clave para su expansión internacional y su modernización tecnológica.

Gracias a la inversión de GM, Opel se convirtió en la mayor marca automovilística alemana de la época. Modelos como el Opel Laubfrosch (“rana verde”) popularizaron el coche entre las clases medias, y la marca consolidó una reputación de fiabilidad y diseño práctico.

Los años 30: innovación y el Opel Olympia

La década de 1930 marcó un punto de inflexión. En 1935, Opel lanzó el Olympia, el primer coche alemán con carrocería autoportante (sin chasis independiente), más ligero y aerodinámico. Este modelo fue un éxito y demostró la capacidad de Opel para liderar la ingeniería europea. Poco después llegó el Kadett, otro vehículo compacto que se convertiría en uno de los pilares de la marca durante décadas.

A finales de los años 30, Opel era el mayor fabricante de automóviles de Alemania, con más de 120.000 unidades anuales. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial interrumpió su progreso y la fábrica de Rüsselsheim fue gravemente dañada.

Los años 50 y 60: reconstrucción y prosperidad

Tras la guerra, Opel fue uno de los motores del renacimiento industrial alemán. En 1947, la marca retomó la producción civil con el Opel Olympia y, en 1948, volvió a fabricar el Kadett. En los años 50, con el auge económico del milagro alemán, Opel se convirtió en un símbolo de modernidad y clase media.

El Opel Rekord, presentado en 1953, fue uno de los coches más vendidos de Europa durante más de dos décadas, mientras que el Kapitan y el Admiral destacaban por su lujo y potencia.

En los 60, Opel amplió su gama y se consolidó como la segunda marca más importante de Europa, solo por detrás de Volkswagen. El Kadett A (1962) marcó una nueva era de éxito, exportándose a todo el continente. También nació el Commodore, que acercó el estilo americano a las carreteras europeas.

Los años 70: expansión y deportividad

Durante los años 70, Opel diversificó su oferta. En 1970 debutó el Ascona, un sedán medio que sería fundamental en la gama, y en 1971 el mítico Manta, un coupé que se convirtió en icono de la deportividad accesible. En 1979 llegó el Kadett D, el primer modelo con tracción delantera, y el Corsa, lanzado en 1982, revolucionó el segmento de los urbanos con su tamaño compacto y su fiabilidad. Este modelo marcaría el inicio de una larga saga que aún perdura.

Opel también comenzó a destacarse en competición. Con el Ascona 400 y el Manta 400, la marca ganó en los rallies del Grupo B, incluyendo el Campeonato del Mundo de Rallyes de 1982 con Walter Röhrl al volante.

Los años 80 y 90: consolidación global

En los 80, Opel apostó por la aerodinámica y la eficiencia. Modelos como el Kadett E, el Vectra y el Omega ofrecían un diseño moderno y un comportamiento equilibrado, mientras que la división deportiva Opel Motorsport desarrollaba versiones más potentes.

En los 90, la marca lanzó el Astra (sustituto del Kadett) y el Tigra, además de potenciar su imagen juvenil. Opel también expandió su presencia fuera de Europa, con fábricas en Sudamérica y Asia. La calidad de construcción, el confort y la tecnología alemana consolidaron su posición en el mercado global.

Crisis, transformación y renacimiento eléctrico

El siglo XXI trajo consigo momentos de dificultad. Tras años bajo el paraguas de General Motors, Opel afrontó pérdidas prolongadas y una gama de productos desactualizada. Sin embargo, en 2017, la marca fue adquirida por el Grupo PSA (ahora Stellantis), lo que supuso un punto de inflexión. En poco tiempo, Opel volvió a ser rentable y a recuperar protagonismo dentro del mercado europeo.

Hoy, la firma de Rüsselsheim avanza con paso firme hacia la electrificación total. Modelos como el Opel Corsa-e, el Mokka Electric, el Astra Electric o la Zafira Life Electric representan esta nueva etapa. Además, el mítico rayo del logo cobra un nuevo significado: la electricidad como motor del futuro.

El logo de Opel: la evolución del rayo

El logotipo de Opel ha cambiado en numerosas ocasiones, pero siempre ha mantenido una coherencia visual ligada a la velocidad, la energía y la innovación.

• En los años 30, la marca introdujo un avión sobre un anillo como símbolo de modernidad y progreso.
• En los 60, el avión fue reemplazado por un rayo (“Blitz”, en alemán) atravesando un círculo: una imagen potente que simbolizaba electricidad y dinamismo.
• Con el tiempo, el diseño se ha ido simplificando hasta el actual emblema plano y minimalista, que refuerza la identidad eléctrica de Opel en la era moderna.

Opel en competición

Aunque no ha sido una marca centrada exclusivamente en la competición, Opel tiene una historia deportiva notable. En los 70 y 80 destacó en los rallies, con modelos como el Ascona 400 o el Manta 400, que llegaron a disputar el Mundial de Rallyes. En los 90, Opel también participó en turismos con el Vectra DTM y posteriormente en competiciones de resistencia y monomarca, manteniendo viva su conexión con la deportividad asequible.

El futuro de Opel: electrificación y diseño

Opel ha confirmado su compromiso con la electrificación completa de su gama en Europa para 2028, una de las metas más ambiciosas dentro del grupo Stellantis. Bajo la filosofía de «Greenovation», la marca busca combinar diseño alemán, eficiencia y sostenibilidad sin renunciar al placer de conducción que siempre la ha caracterizado.

Además, Opel planea reforzar su presencia global, regresando a mercados clave fuera de Europa, como Reino Unido (donde vuelve como Vauxhall) y Latinoamérica, consolidando así su renacer industrial y tecnológico.

La historia de Opel es una de las más ricas del panorama automovilístico. De fabricar máquinas de coser a liderar la movilidad eléctrica, la marca ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Su capacidad de adaptación, su compromiso con la tecnología y su renovada imagen bajo Stellantis confirman que el rayo alemán sigue más vivo que nunca y ahora, más eléctrico que nunca.