
Audi Avantissimo, el familiar de lujo que merecíamos y que nunca se fabricó
Audi fue pionera entre las marcas alemanas en ofrecer carrocerías familiares: primero con los F103 Variant (1965‑1972) y después con el Audi 80 Estate/Fox Wagon, cuando Mercedes y BMW aún no habían apostado en serio por el formato.
A finales de los 70 apareció el apellido Avant en el Audi 100 C2, aunque aquella primera interpretación era más bien un cinco puertas tipo liftback que un wagon clásico. La idea cuajó de verdad con los Audi 100 C3 y 200 Avant, ya claramente familiares y que van asentando el ADN de Audi: tracción quattro, espacio y un enfoque más dinámico que el de las rancheras tradicionales.
En paralelo, los 80 Avant evolucionaron hacia lo que luego serían los A4 Avant y A6 Avant, y sobre esa base modelos como el RS 2, RS 4 Avant o RS 6), convirtiendo el formato familiar en icono prestacional. A finales de los 90 la gama Avant cubre de forma sólida los segmentos medios pero... ¿habría hueco para un A8 Avant? Eso fue precisamente lo que exploró el Avantissimo.
El Audi Avantissimo: la idea de un A8 Avant
Presentado en el Salón de Frankfurt de 2001, el Audi Avantissimo se concibió como una carrocería familiar a escala superlativa. Era simplemente un estudio de diseño que mostraba cómo podría ser un Avant derivado de un modelo por encima del A6.

Su tamaño lo colocaba en la órbita del Audi A8: alrededor de 5,06 m de longitud, construido íntegramente en aluminio según el principio ASF (Audi Space Frame), exactamente la tecnología estructural que definía al A8 de producción.
En el apartado mecánico montaba un V8 4.2 biturbo de unos 430 CV, caja automática de seis velocidades, tracción total quattro y suspensión neumática. Sí, prácticamente el tren rodante que luego veremos en los A8 y S8 D3 de primera mitad de los 2000.

Según fuentes de la propia marca, el Avantissimo anticipaba una variante A8 Avant. El público y la prensa recibieron bien la idea... pero nunca llegó a producción pese a esas reacciones positivas.
Diseño y anticipos para el resto de la gama
Más allá de la carrocería familiar XXL, el Avantissimo fue un banco de pruebas de lenguaje estético y soluciones técnicas que luego se filtraron a otros Audi. Adelantó el carácter del A8 2002: frontal bajo y ancho, proporciones largas, y sobre todo la línea de carácter que nace en la parte baja del paragolpes, sube por el paso de rueda y recorre toda la cintura, un recurso que se vería suavizado pero reconocible en la berlina de representación.

Los faros recuerdan al TT de primera generación pero reinterpretados en clave más fina y horizontal, preludio de una etapa de ópticas más rasgadas en la gama alta. También ensayó una integración más rotunda de parrilla y tomas de aire... que años después dará lugar a la parrilla singleframe.

El interior (no tan conocido como el exterior) anticipó los mandos MMI, instrumentación limpia y un uso intensivo de aluminio y cuero que definiría los A8 y A6 posteriores, encajando el concepto de “salón de lujo familiar” que Audi explota hoy en los Avant grandes. Así, aunque el coche no se fabricara, muchas de sus ideas sí cristalizaron en berlinas y familiares de serie.
Por qué no hubo un A8 Avant
En teoría, el Avantissimo demostraba que era viable un A8 familiar: la base técnica existía, el diseño gustó y la marca llevaba décadas capitalizando la etiqueta Avant en segmentos inferiores.
Sin embargo, a principios de los 2000 el mercado de familiares de representación era residual incluso en Europa. Entonces empezaba a despegar con fuerza el SUV premium. De hecho, Audi presentó poco después el Pikes Peak quattro, concept que anticipaba el Q7. El todocamino acabaría ocupando el espacio de “coche de lujo con mucho maletero y tracción total” que un hipotético A8 Avant habría cubierto.

A nivel industrial, desarrollar carrocería específica, estampación y logística para un volumen previsto muy bajo no tenía sentido frente a invertir en la familia Q, que luego se reveló como un éxito global. Además, el posicionamiento del A8 como buque insignia de representación jugaba en contra de una variante familiar: el cliente típico de segmento F conseguía practicidad con un A6 Avant o un allroad. El A8 berlina quedaba reservado para imagen y confort trasero.
En resumen, el Avantissimo se quedó como una mera demostración de capacidad y estilo, pero víctima del giro del mercado hacia SUV y del pragmatismo de costes.
Relación con los Avant de serie y legado
No hay que verlo como un fracaso. El Audi Avantissimo fue la culminación conceptual de la saga Avant antes del dominio SUV. El eslabón entre los familiares clásicos y la actual estrategia de Audi:
- Por un lado, recoge todo lo que significaba un Avant de la marca: carrocería familiar, tracción quattro, gran capacidad de carga y un tren motriz muy potente.
- Por otro, su tamaño y tecnología marca el listón máximo al que podría aspirar un familiar Audi en términos de lujo y presencia. El actual A6 Avant es su heredero espiritual, al ofrecer hoy un equilibrio parecido entre espacio, confort y tecnología, pero en un escalón inmediatamente inferior.

En perspectiva histórica, el Avantissimo demuestra que Audi se planteó seriamente unir el concepto Avant a su buque insignia. A pesar de no pasar de prototipo, muchas de las ideas estéticas y técnicas probadas en este concept terminaron definiendo tanto a los A8 como a los Avant posteriores.
Fuente: Audi
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