
Jägermeister: de licor a leyenda del automovilismo
Durante décadas, el color naranja de Jägermeister no solo ha destacado en estanterías de bares y clubes nocturnos: también ha dejado una profunda huella en el mundo del automovilismo. La famosa bebida alemana supo construir una identidad de marca única al asociarse con la competición de alto nivel, y su icónica librea se convirtió en un símbolo de velocidad, estilo y audacia. Desde los circuitos de turismos hasta los campeonatos de monoplazas, la presencia de Jägermeister marcó una era en la publicidad deportiva y dejó una estampa imborrable en la historia del motor.
Un patrocinio con personalidad
A finales de los años 60 y principios de los 70, el marketing en el automovilismo comenzó a profesionalizarse, y marcas ajenas al mundo del motor vieron en las carreras una plataforma perfecta para llegar a públicos apasionados y fieles. Jägermeister, un licor herbal originario de Wolfenbüttel (Alemania), fue una de las primeras marcas en entender el potencial emocional del deporte del motor.
La librea naranja, siempre acompañada por el característico logotipo del ciervo con la cruz entre los cuernos, se hizo inconfundible. Más que un patrocinio, se convirtió en una declaración de estilo: provocadora, transgresora y ligada al alto rendimiento.
Los coches con librea Jägermeister
A lo largo de los años, muchos de los coches más espectaculares de las competiciones europeas lucieron los colores de Jägermeister. Algunos de los más destacados incluyen:
- BMW 3.0 CSL (Grupo 2 y Grupo 5): Este legendario «Batmóvil» alemán fue uno de los primeros en llevar la librea naranja en campeonatos como el DRM (Deutsche Rennsport Meisterschaft) en los años 70.
- Porsche 934 y 935: Con una estética imponente y mecánica de competición, estos modelos participaron en numerosas carreras de resistencia y turismos en Europa. El Porsche 935 Jägermeister de 1976 es especialmente recordado.
- Ford Capri Zakspeed: Otro gran protagonista del DRM y más adelante del Grupo 5, este bólido se asoció con la agresividad visual y mecánica que caracterizaban la era dorada del automovilismo alemán.
- Alfa Romeo 155 V6 TI: En los años 90, la librea naranja brilló de nuevo en el DTM (Deutsche Tourenwagen Meisterschaft) con esta berlina italiana, pilotada por nombres como Nicola Larini y Christian Danner.
- March y Lola de Fórmula 2: Más allá de los turismos, Jägermeister también se asoció con monoplazas en la Fórmula 2 europea durante los años 70 y 80, ampliando su presencia en circuitos como Nürburgring, Spa o Hockenheim.
Una estética que trascendió la pista
El impacto visual del naranja Jägermeister convirtió estos coches en iconos de culto, no solo entre los aficionados del motor, sino también entre diseñadores, coleccionistas y fanáticos de la cultura retro. Su legado ha sido recuperado en numerosas réplicas, exposiciones, modelos a escala y productos derivados.
Además, esta librea forma parte de una etapa histórica en la que las marcas se transformaron en protagonistas de la competición, y no simples patrocinadores. Al igual que Martini Racing, Gulf o Marlboro, Jägermeister creó una imagen reconocible, con carácter propio, que aún hoy evoca una mezcla de nostalgia, potencia y estilo.
El regreso del ciervo
En los últimos años, Jägermeister ha vuelto a vincularse con el mundo del motor, ya sea a través de proyectos de restauración de coches clásicos con su librea original o mediante colaboraciones en eventos como el Goodwood Festival of Speed. Su herencia sigue viva, como un símbolo de la era en la que las carreras eran más ruidosas, los coches más salvajes y las marcas más atrevidas
Jägermeister: de licor a leyenda del automovilismo. Galería de fotos
Noticias relacionadas
¿Te ha gustado esta prueba?
Subscríbete y no te pierdas las últimas novedades cada semana