Mahle presenta un motor que suma 1.350 km de autonomía al eléctrico que lo pida

Mientras la Unión Europea debate el futuro de la prohibición de los motores de combustión en 2035, los proveedores automotrices no se han quedado de brazos cruzados. En el reciente IAA Mobility de Múnich, la alemana Mahle (más conocida por sus componentes para bicicletas eléctricas) ha presentado una solución que pretende ser el puente perfecto entre el presente y el futuro: un sistema generador de autonomía (range-extender) de alta eficiencia, listo para producción en serie.

La promesa es tan simple como tentadora: dotar a un vehículo eléctrico de una autonomía total de hasta 1.350 kilómetros, aproximadamente el doble que la de los eléctricos de batería (BEV) de mayor alcance actuales. Pero la filosofía detrás del invento va más allá de un simple «grupo electrógeno sobre ruedas».

Más que un extensor de autonomía: una arquitectura holística

Mahle no concibe este sistema como un accesorio independiente, sino como un componente integrado dentro de una arquitectura de vehículo inteligente. La clave del planteamiento es simple: al contar con un generador a bordo que recarga la batería, los fabricantes pueden optar por baterías más pequeñas.

Esto conlleva importantes ahorros en coste, peso y materiales críticos (como el litio y el cobalto), lo que se traduce en vehículos más asequibles. El resultado sería un coche capaz de circular en modo 100% eléctrico y con cero emisiones locales para el día a día, pero con la tranquilidad de tener un generador para viajes largos, con una recarga tan simple y rápida como llenar un depósito de combustible convencional o biofuel.

Alta tecnología bajo el capó: 42% de eficiencia y 97% en el generador

La magia de este range-extender reside en su sofisticada ingeniería, que maximiza cada gota de combustible:

• Motor de combustión de alta eficiencia: El pequeño motor turboalimentado incorpora el sistema Mahle Jet Ignition. Esta tecnología, que hemos visto en superdeportivos como el Zenvo V12, sustituye la bujía tradicional por una precámara que genera «chorros» de calor, permitiendo una combustión más rápida y estable. El resultado es una eficiencia térmica del 42%, muy por encima del promedio del 30% de los motores convencionales.
• Generador eléctrico de 800V sin tierras raras: El componente eléctrico es un generador que opera a 800 voltios y alcanza una eficiencia superior al 97%. Es un diseño magnet-free (sin imanes), lo que elimina la dependencia de tierras raras, gracias a un sistema de refrigeración directa del rotor. Proporciona una potencia continua de 85 kW para recargar la batería mientras se circula.

Un debate político sobre la mesa

La presentación de Mahle no es casual. Su CEO, Arnd Franz, fue directo en la IAA: «Europa debe seguir a otros grandes mercados mundiales y permitir la competencia entre todas las tecnologías en su regulación de CO2. No se trata solo de protección climática, sino también de la competitividad de Europa».

Sus palabras reflejan la presión del sector automotriz europeo sobre la Comisión Europea para que retire la prohibición total de 2035 y fomente otras soluciones, como los híbridos, los motores de hidrógeno y los combustibles sostenibles.

De hecho, días después del salón, la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acordó acelerar la revisión de esta prohibición, que ahora se producirá antes de finales de 2025.

¿El fin de la ansiedad por la autonomía?

Con una autonomía potencial de 1.350 km, este sistema podría erradicar la llamada «ansiedad de autonomía» que aún frena a muchos compradores en su camino a la electrificación. Mahle prevé que el mercado de los vehículos eléctricos de autonomía extendida crezca un 15% anual hasta 2030.

Al igual que el C15, el sistema presentado por Horse Powertrain, el range-extender de Mahle está diseñado para funcionar con biocombustibles renovables, alineándose con los objetivos de descarbonización. En conclusión, Mahle no solo ha presentado un componente ingenioso; ha puesto sobre la mesa una solución técnica viable y lista para su producción que aviva el debate sobre el camino más pragmático hacia la movilidad sostenible. La decisión final ya no depende solo de los ingenieros, sino de los políticos de Bruselas.