
McQuay Norris Streamliner, una obra maestra del marketing nacida en 1934
El marketing en general, y los comerciales en particular, juegan un papel vital en la formación de la percepción pública de un producto. En estos días, el marketing crea nuevas necesidades que son satisfechas por el mismo producto, pero en los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial, era el medio para exhibir productos en escenarios de la vida real. Este es el McQuay Norris Streamliner, y a continuación te ofrecemos su historia.
Este vehículo es a partes iguales una hermosa pieza de la historia del automóvil y un excelente ejemplo de marketing. Solo se produjeron seis unidades del coche, y la que ilustra este artículo es la única que aún existe en la actualidad. McQuay Norris, un fabricante de piezas de coches y componentes mecánicos con sede en St. Louis (Missouri, EE. UU.), sabía que la mejor forma de demostrar la superioridad de sus productos era integrándolos en un vehículo real que la gente pudiera ver, tocar y experimentar.

En 1933, ordenó la construcción de seis de estos modelos para que sirvieran simultáneamente como unidades de prueba, usando chasis de diferentes marcas, pero con una nueva carrocería de Hill Auto Body Metal Company de Cincinnati, Ohio. Llamaron a estos vehículos “huevos de aluminio” debido a su forma única, pero, en ese momento, bastante popular y decididamente futurista. Este es uno de esos ejemplares, gestado en 1934 sobre la estructura del Ford que había sido presentado ese mismo año.
Si alguna vez estás por Nashville, Tennessee, lo podrás ver expuesto en el Lane Motor Museum después de que su fundador, Jeff Lane, lo adquiriese del concesionario de coches clásicos Mark Hyman de St. Louis. El Lane Motor Museum se especializa en automóviles raros y extraños y se jacta de ser el único museo automotriz de EE. UU. con una sección dedicada especialmente a los vehículos europeos. El Norris Streamliner encaja perfectamente en este peculiar universo con su curiosa y atrayente historia.
En sí, el McQuay Norris Streamliner no fue nada revolucionario, ni en términos de diseño ni de ingeniería. En lo que respecta a su diseño global, otros vehículos altamente influenciados por la aerodinámica habían hecho un trabajo mejor, como el Stout Scarab o el Dymaxion antes de eso. Sin embargo, la carrocería personalizada del Streamliner no carece de mérito. Compuesto por una estructura de madera con piel de acero y aluminio, es un buen ejemplo de lo que hoy llamamos estilo retro-futurista mejorado.
En términos de ingeniería, como dice el propio Lane en su entrevista más reciente, todavía era un Ford, por lo que se conducía como un Ford. Lane incluso dice que podrías cerrar los ojos y no serías capaz de notar la diferencia, excepto por el hecho de que hay mucho menos ruido del viento a bordo del Norris Streamliner debido a la reducción de la fricción del aire. Bajo el capó se escondía un motor V8 de 3.6 litros acoplado a una transmisión manual de tres relaciones, y con sus 85 CV podía alcanzar los 130 km/h.

De todas formas, no creo que alguna vez quieras ir más rápido, dado que los frenos de tambor de ese entonces hacen que las distancias de frenado sean mucho más largas, y el frenado en sí sea una operación mucho más desafiante. El McQuay Norris Streamliner se asienta sobre unas ruedas de 16 pulgadas y cuenta con un parabrisas panorámico de plexiglás que crea lo que se llama el “efecto pecera”, ya que el conductor se sienta más atrás y tiene una gran visibilidad envolvente (excepto en la parte posterior).
El parabrisas también ayuda cuando llueve porque el agua, simplemente, desliza y el coche no necesita limpiaparabrisas. Dos pequeños respiraderos en cada lado, operados manualmente, ofrecen ventilación cruzada en el interior para sus dos pasajeros. Debido a que McQuay Norris quería un salpicadero de madera personalizado para incluir los múltiples diales, el asiento del pasajero está ubicado un poco más atrás que el del conductor. E incluso todavía hay espacio para meter algo de equipaje detrás de ellos.
Según el Lane Motor Museum, esta unidad incluía un medidor de escape que se utilizaba para medir qué tan bien sellaban los anillos del pistón y las válvulas, así como un viscosímetro para monitorear la densidad del aceite. Ambos se perdieron con los años. Y es porque esta unidad ha viajado mucho por EE. UU y Canadá, junto con sus otros hermanos ahora desaparecidos. Todos fueron retirados al comienzo de la II GM, lo que pudo haber empujado (o no) a McQuay a la producción de balas. Pero, hoy, recordamos su coche.
Fuente: Barcroft Cars, Lane Motor Museum
Vía: YouTube
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