
Toyota Land Cruiser 2.8 D 204 CV, a prueba: ¿vuelve a ser el rey?
La verdad es que podríamos tirarnos toda esta prueba hablando de la historia del Toyota Land Cruiser. Estamos ante una leyenda viva del mundo del motor, con más de siete décadas a sus espaldas a través de varias generaciones. No es el coche más vendido de la marca, ese título le corresponde al Corolla, pero en este tiempo ha conseguido comercializar más de 11 millones de unidades, que se dice pronto. Además de ser el producto más longevo de la marca japonesa, también puede presumir de ser el más internacional, al haber estado presente en más de 170 países. Ahora nos toca conocer la última generación del Land Cruiser 250, que está disponible en nuestro país desde 85.450 euros.
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El aumento en su tarifa ha sido ejemplar y ahora lo acerca más a los modelos premium, a rivales como el Mercedes Clase G o el Land Rover Defender. En todo caso, también vamos a ver que la evolución de esta nueva generación es notable en muchos aspectos. Sigue siendo un modelo en peligro de extinción, un todoterreno con la fórmula clásica de largueros y travesaños. También con motor diésel sin electrificar, la única versión disponible hasta que llegue el microhíbrido.
Exterior
A nivel estético queda claro que ha habido una revolución en el Toyota Land Cruiser. Apuesta por un diseño de corte más retro y formas clásicas. Vuelven los ángulos rectos a su carrocería y reminiscencias de los años 80. Empieza con un alargado capó con la parte central más hundida para mejorar la visibilidad. Sin embargo, lo que más llama la atención probablemente sea que se han atrevido a montar unas llamativas ópticas redondas en la First Edition que estamos conduciendo y que está agotada, una pena que no se puedan montar en el resto.
Quien compre un Land Cruiser ahora tendrá que conformarse con unos faros LED rectangulares y estrechos que van en línea con una parrilla muy llamativa. Tiene el nombre de la marca en el centro y un marco protegido que va a juego con unos paragolpes prominentes que dejan claro que quiere ser un auténtico todoterreno. Si nos movemos hacia su perfil podemos ver unos grandes pasos de rueda cuadrados, ideales para acoger llantas de 18 hasta 20 pulgadas.
Nos quedamos con las pequeñas con acabado negro, que van a juego con los retrovisores, los tiradores de las puertas o los bajos de la carrocería para darle robustez. También pone el punto de contraste el techo en color blanco, sobre todo en colores como el Amarillo Tottori que monta nuestra unidad y que es de los más llamativos de su paleta, formada por apenas cinco tonos.
La zaga del Toyota Land Cruiser no se queda atrás en cuanto a personalidad. El techo que mencionamos termina en un pequeño spoiler que queda por encima de una luneta grande y totalmente vertical. Es abatible como veremos más adelante cuando hablemos del maletero.
En la zona principal del portón aparecen sus credenciales y a sus laterales unos pilotos traseros con tecnología LED que son muy reconocibles por la noche. La parte baja queda rematada por un paragolpes robusto y defensa en contraste, con la rueda de repuesto colgada por fuera como dictan los cánones.
El nuevo Toyota Land Cruiser solamente está disponible con la carrocería de cinco puertas y crece en dimensiones. Asentado sobre la plataforma GA-F de la marca japonesa, ahora alcanza los 4,92 metros de longitud (+8 cm), con una anchura de 1,98 metros y una altura de 1,87 metros. Además, la distancia entre ejes se incrementa para llegar a los 2,85 metros y mejorar las cotas del interior.
Interior
Si dijimos que había revolución en el diseño exterior del Toyota Land Cruiser, tenemos que aplicar el mismo término al interior. Vemos un habitáculo mucho más avanzado y adaptado a los tiempos que corren, aunque sin olvidar sus orígenes. El nivel de digitalización es superior, pues monta una instrumentación digital de 12,3 pulgadas similar al de otros ejemplares de la marca, totalmente configurable.
Se controla desde un volante multifunción de diseño clásico y tacto destacado. Y también suma una pantalla táctil de 12,3 pulgadas con el último sistema multimedia de la marca para controlar otras funciones relacionadas con el infoentretenimiento.
La pantalla principal es muy sencilla de operar. Es rápida y precisa, al tiempo que cuenta con todo lo necesario para el día a día. No falta la conectividad con Apple CarPlay y Android Auto sin cables, ni el asistente por voz.
A pesar de tener casi todo en la pantalla, en el Land Cruiser se mantienen los botones analógicos para otras funciones secundarias. Nos alegra ver que el climatizador se controla mediante mandos físicos y que también hay una ruleta para los modos de conducción y más botones para sus bondades off-road. En la consola central también hay hueco para carga inalámbrica y tres tomas de USB-C, además de una HDMI.
El nivel de calidad es otro de los puntos que ha mejorado en este modelo. Quiere estar más cerca de sus rivales premium gracias a un mayor cuidado con los materiales. Destaca una tapicería en cuero marrón que cubre los asientos. En las plazas delanteras vemos reglajes eléctricos, calefacción y ventilación; además de un nivel de comodidad notable. Me gusta el detalle textil que surca el salpicadero y que no haya nada de piano black, todo son molduras plásticas y tienen buen tacto. Además, hay detalles opcionales como la guantera refrigerada o el enorme techo panorámico practicable.
Al igual que el Land Cruiser solamente está disponible con cinco puertas en nuestro mercado, las siete plazas son innegociables y vienen en todas las versiones. Si empezamos a hablar de la segunda fila de asientos, vemos un acceso cómodo gracias al asidero y al estribo, mientras que el espacio para piernas y cabeza está más que garantizado. Hay climatización independiente para estas plazas y tomas USB-C y de 12 V. La única pega sería una plaza central más estrecha y con túnel de transmisión, aunque sigue siendo más capaz que en la mayoría de vehículos.
La tercera fila es la que le permite llegar a las siete plazas y es algo más justa. El acceso se facilita por la apertura hacia delante del asiento y lo único que hay que entrar agachado por la forma del pilar. Eso sí, una vez dentro se ven las carencias. Son más propias estas plazas para niños o adultos muy pequeños, ya que no hay mucho espacio para la cabeza ni para las piernas. Atrás del todo hay portabebidas y tomas USB-C, además de la posibilidad de abatir los asientos de la segunda fila, pero para volver a levantarlos hay que hacerlo de forma manual.
Maletero
El maletero del Toyota Land Cruiser depende, en gran medida, de cómo estemos utilizando su habitáculo. Quedó claro que la modularidad era importante a través de siete plazas. Si las utilizamos todas quedan 130 litros de maletero, que no está nada mal. En la mayoría de casos, esa tercera fila irá escondida y utilizaremos cinco plazas, así que se quedarán unos nada despreciables 556 litros de maletero.
También se podría abatir la segunda fila y nos quedaría aún más espacio. En todo caso, esta superficie cuenta con ventajas como la iluminación, los ganchos, la toma de 220 V, los botones para abatir las plazas traseras, la boca de carga enrasada o la posibilidad de abrir la luneta de forma independiente.
Motor
La gama mecánica del Toyota Land Cruiser es simple y de corte clásico. Hasta la llegada de una segunda versión, solamente está disponible con la mecánica diésel turboalimentada de cuatro cilindros y 2.8 litros. Es un bloque ya conocido, pues esencialmente es el mismo que vimos en la generación anterior. Solamente puede quedar ligado a una transmisión automática de ocho velocidades y a la tracción total, que es algo intrínseco a la familia de este todoterreno.
A finales de 2025 se sumará una variante con etiqueta ECO que podría ser muy interesante. Siguiendo los pasos de la Hilux, montará este mismo motor diésel de cuatro cilindros y 2.8 litros, pero sumando un sistema Mild Hybrid de 48 V para conseguir la ansiada pegatina, al tiempo que reduce ligeramente sus consumos (un 5 %) y aporta una respuesta más lineal y llena.
Comportamiento
Ya llegó el esperado momento de ponerse al volante del Toyota Land Cruiser 250 en su única versión disponible por el momento. Se trata del turbodiésel de cuatro cilindros y 2.8 litros, un bloque de corte clásico que tiene 204 CV y 500 Nm de par. Es un nivel de potencia que podríamos decir que es suficiente, con un tacto dentro de lo esperado.
Es algo rudo y sonoro, como los diésel de antaño, mientras que su parte baja del cuentarrevoluciones es la más aprovechable al tener el par máximo disponible entre las 1.600 y las 2.800 rpm. No es un modelo que te vaya a dejar pegado al asiento, pero sí que vaya a sorprender en terrenos peliagudos.
Aunque no vayan a ser los datos más destacados de este todoterreno, vemos que tiene una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,9 segundos y una velocidad máxima de 165 km/h. Desde el primer momento, la transmisión automática de convertidor de par se postulaba como la opción ideal para gestionar ese nivel de par. Lo cierto es que puede resultar algo lenta e imprecisa en algunos usos. Tiene un modo secuencial en la propia palanca, pero no levas en el volante. También cambia ligeramente su comportamiento entre los modos Eco, Normal y Sport; pero es más interesante ver otras opciones en su conducción.
Porque quien se compra un Toyota Land Cruiser es principalmente por lo que puede ofrecer fuera del asfalto. Cuenta con la tracción integral por defecto y una serie de funcionalidades que le permiten tener un comportamiento off-road sobresaliente. Comenzar diciendo que es de los pocos que mantienen la reductora, permitiendo pasar de H4 a L4 con un pequeño mando.
También incorpora el MTS (Sistema Multi-Terrain) para poder pasar por modos como el Barro, Arena, Roca, Tierra, Nieve o el Automático para adaptarse. Igualmente interesantes son el control de descensos y el modo Crawl para un avance lento y controlado que evita que haya pérdidas de tracción.
Todo ello con una mejora en el control gracias al sistema PVM, que es un monitor de vista panorámica para ver debajo del vehículo en situaciones complicadas. Entre los controles adicionales no podían faltar los bloqueos del diferencial central y del trasero o la desconexión de la estabilizadora delantera para aumentar el recorrido de la suspensión a bajas velocidades.
Si nos vamos a sus ángulos todoterreno, vemos uno de ataque de 30º, uno ventral de 25º y uno de salida de 22º. La distancia libre al suelo son 22,1 centímetros. Son datos algo peores que los que nos dejaba el anterior. Da la sensación de que va a ser apto para hacer una conducción todoterreno muy completa, pero se va a quedar por detrás de otros rivales en ámbitos más radicales por este aspecto y por el peso.
Es cierto que mencionamos al principio que la sonoridad del motor diésel del Land Cruiser estaba por encima de la media. Sin embargo, se ha hecho un buen trabajo de insonorización y el salto adelante respecto a la anterior generación es muy destacado. El confort en marcha es uno de los puntos que más mejora en este modelo y se nota, sobre todo, en carretera.
Es más dócil, menos ruidoso y está mejor asentado gracias a la suspensión, que mantiene el eje rígido trasero con revisiones y una barra estabilizadora más ligera. Además, es el primero que monta una dirección asistida eléctrica que es más suave y directa.
La frenada también presume de control electrónico y discos de 340 mm de diámetro para mejorar su rendimiento. Es algo necesario, ya que entre las partes negativas del Toyota Land Cruiser estaría el incremento de peso. Son alrededor de 100 kg más que su antecesor, pues llega hasta los 2.370 kg como mínimo. Eso también influye en sus consumos, que ya parten de una homologación de 10,5 l/100km. Aunque nos ha sorprendido ver que en usos normales no va a subir demasiado de esa cifra y que va a ser difícil subir de 11 litros en condiciones reales.
Opinión coches.com
El Toyota Land Cruiser comenzó su historia en 1951 como un todoterreno para afrontar la Guerra de Corea. El BJ, apodado como “Toyota-Jeep” por su origen, era un modelo ideal para todo tipo de tareas arduas y eso se mantuvo con el paso de las generaciones. Llegó a ser reconocido como un vehículo irrompible por el gran público y ahora vemos que han querido evolucionar y, sobre todo, refinarse. La nueva generación del Land Cruiser es un producto con más empaque a nivel estético y con mejoras más que evidentes en el apartado tecnológico. Todo ello sin perder su comportamiento tanto dentro como fuera del asfalto.
Eso sí, toda evolución positiva en la vida tiene un precio. El del Land Cruiser se pone en 85.450 euros de partida, un incremento ejemplar si tenemos en cuenta que cuando probamos el anterior se anunciaba desde 56.400 euros. Es cierto que ha perdido las versiones más básicas y que ya no está disponible con tres puertas, pero aún así lo deja al alcance de pocos bolsillos. Y si te vas a uno tope de gama, la tarifa crece hasta los 95.000 euros. Ahora sí que podemos decir que lucha de tú a tú con el Defender e incluso que deja atrás en algunos aspectos a los Jeep Wrangler o Ford Bronco.
- Diseño con regusto retro
- Interior amplio y bien acabado
- Comportamiento dentro y fuera del asfalto
- Faros redondos solo en First Edition
- Gama escueta
- Precio final
Toyota Land Cruiser 2.8 D 204 CV, a prueba: ¿vuelve a ser el rey?. Galería de fotos
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