
La historia de Mercedes
Hablar de Mercedes-Benz es hablar del origen mismo del automóvil. Pocas marcas pueden presumir de haber cambiado el rumbo de la movilidad varias veces a lo largo de su historia, y mucho menos de haber sido protagonistas tanto en las carreteras como en los circuitos. Desde aquel primer vehículo patentado por Karl Benz en 1886 hasta su ambiciosa apuesta eléctrica actual, Mercedes ha construido un legado marcado por la innovación constante, la elegancia y una obsesión casi artesanal por la ingeniería. Su evolución es, en realidad, la evolución del coche tal y como lo conocemos.
Los orígenes: así empezó todo
La historia arranca oficialmente con el Benz Patent-Motorwagen, considerado el primer automóvil de la historia. Karl Benz lo patentó en 1886 y, casi sin saberlo, sentó las bases del transporte moderno. Paralelamente, Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach desarrollaban sus propios motores, que pronto se instalarían en carruajes motorizados.

En 1901, surge el primer vehículo que llevaría el nombre Mercedes, bautizado así en honor a la hija del empresario Emil Jellinek. Era un coche radicalmente moderno, con motor avanzado y un diseño que rompía con todo lo anterior. A partir de ahí, la marca comenzaría un camino imparable de crecimiento y sofisticación que culminaría en 1926 con la fusión entre Benz & Cie. y Daimler-Motoren-Gesellschaft, dando lugar a Mercedes-Benz.
Años 20 y 30: los cimientos del lujo alemán
Tras la fusión, Mercedes-Benz entra fuerte en el mercado con modelos que hoy son auténticas piezas de museo. Los S, SS y SSK, diseñados por Ferdinand Porsche, demostraron que lujo y rendimiento podían convivir. Eran coches de competición con matrícula, capaces de dominar pruebas míticas en Europa.

A finales de los 30, Mercedes experimenta con la aerodinámica, un concepto adelantado a su tiempo, y lanza modelos tan singulares como el 540K Stromlinienwagen. Y en 1936 llega el 260 D, el primer turismo diésel producido en serie.
Años 40 y 50: renacer tras la guerra
La Segunda Guerra Mundial dejó las fábricas devastadas, pero Mercedes comenzó la reconstrucción con el fiable 170 V, que volvería a poner a Alemania sobre ruedas. El gran salto llegaría en 1954 con el 300 SL Gullwing, un deportivo que aún hoy sigue considerado una obra de arte mecánica: inyección directa, puertas de ala de gaviota y una silueta de leyenda. Es en estos años cuando empieza a tomar forma la filosofía de las grandes berlinas de representación, antecesoras directas de la Clase S.
Años 60: la seguridad a otro nivel

Mercedes entendió muy pronto que la seguridad sería un elemento clave del automóvil moderno. Bajo el liderazgo del ingeniero Béla Barényi se introducen las zonas de deformación programada, el habitáculo indeformable y otros avances que revolucionaron el sector. Modelos como el W114/W115 o la serie W108 son recordados por su fiabilidad y por establecer estándares que el resto de la industria tardaría años en igualar.
Años 70: nuevas clases, nuevas ideas
En 1972 se presenta oficialmente la primera Clase S, una berlina que marcaría para siempre el concepto de coche premium. Se estrena el ABS en 1978, otra innovación bandera. La marca amplía horizontes y nace un mito inesperado: el Clase G (1979), ideado como vehículo militar y convertido, con el tiempo, en icono del lujo extremo.
Años 80: ingeniería de precisión

La década arranca con el 190E, el «Baby Benz». Un modelo que permitiría a la marca adentrarse en segmentos más accesibles sin perder calidad. Su versión 190E 2.3-16 se haría famosa por plantar cara al M3 E30 en el DTM. Además, se popularizan tecnologías como los airbags o la tracción integral 4MATIC.
Años 90: expansión global y era AMG
Mercedes diversifica su gama con la Clase C, la moderna Clase E y, en 1997, la innovadora Clase A. Es también el periodo en el que AMG entra oficialmente en la estructura de la marca, dando lugar a una nueva generación de berlinas de alto rendimiento que marcarían tendencia.
Años 2000 y 2010: el coche digital

Los 2000 introducen nuevos sistemas electrónicos, infotainment avanzado y carrocerías más ligeras. Modelos como el CLS reinventan el diseño del sector, mientras que los primeros experimentos con hidrógeno y eléctricos muestran la visión de futuro de la marca. En 2018 llega MBUX, una interfaz que redefine la experiencia digital dentro del coche.
Actualidad: el futuro ya está aquí
Con la familia EQ, Mercedes apuesta por la electrificación de forma decidida. Modelos como el EQS destacan por su aerodinámica récord y su enfoque completamente eléctrico. El concepto Vision EQXX anticipa autonomías de más de 1.000 kilómetros con eficiencia extrema, una muestra clara de la dirección que tomará la marca.
La historia del logo: la mítica estrella

El emblema de Mercedes es tan simple como elegante: una estrella de tres puntas. Representa la ambición original de dominar la movilidad por tierra, mar y aire. Con el tiempo, la estrella se ha estilizado, encerrada en un círculo metálico que simboliza perfección y continuidad. Es uno de los logos más reconocibles del planeta.
Mercedes en competición: donde nacen las leyendas
Las Flechas de Plata fueron uno de los equipos más dominantes de los años 30, con coches que rozaban la locura tecnológica para la época. En Fórmula 1, Mercedes regresó como equipo en 2010 y protagonizó una de las rachas más exitosas de la historia del deporte: 8 títulos de constructores consecutivos (2014–2021) con Hamilton y Rosberg como protagonistas. También ha sido clave en categorías como GT3, resistencia y rally raid.

Mercedes camina hacia un futuro donde el software será tan importante como el motor. Plataformas eléctricas dedicadas, actualizaciones OTA, conducción autónoma y materiales sostenibles marcarán su próxima fase. La marca quiere ser completamente eléctrica «cuando el mercado lo permita», pero ya trabaja en modelos más eficientes, baterías de nuevo tipo y sistemas de inteligencia artificial aplicados a la movilidad.
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