Ford Mustang GT V8 5.0 450 CV, a prueba: el unicornio que quieres montar

Esta prueba la vamos a empezar con una adivinanza que creo que va a ser bastante sencilla: ¿Qué coche lleva 60 años de forma ininterrumpida siguiendo su filosofía inicial con carrocería coupé y motor de ocho cilindros? Te voy a dejar unos segundos para que pienses la respuesta, aunque la respuesta es bastante obvia. En un momento en el que el sector automotriz está apostando todo a la carta de los SUV y de la electrificación, es totalmente inaudito que se mantenga un modelo como el Ford Mustang GT. Este modelo cumplió en 2024 su 60 aniversario y cuenta con siete generaciones a sus espaldas. Aunque ha cambiado en muchos aspectos, su esencia es exactamente la misma. Si lo quieres está disponible desde 61.828 euros.

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Ya os iré diciendo a lo largo de la prueba por qué no me parece un precio descabellado para un auténtico icono del mundo del motor, para un modelo que claramente está en peligro de extinción. Es el último redil de los auténticos muscle car que queda en Europa, pues este concepto va totalmente en contra de lo que dictan las estrictas normativas de nuestro continente.

La leyenda del Ford Mustang le ha llevado a vender más de 10 millones de unidades y a estar presente en la memoria popular. Cine, música, videojuegos, competición… Este modelo coupé y descapotable se ha acuñado un nombre propio en la automoción. Nos ponemos al volante del actual, con código S650, y te vamos a contar todos sus detalles.

Exterior

El diseño exterior del Ford Mustang ha experimentado una evolución que trae de vuelta algunos detalles del pasado. La marca del óvalo se ha inspirado en la primera generación del modelo, pero sin dejar esa imagen tan potente que venía presentando en los últimos años. Eso lo podemos traducir con un frontal con mucho músculo, que comienza con un capó alargado y que va descendiendo, con una gran toma de aire en color negro que permite respirar a su motor V8.

La misma finalidad tiene la gran parrilla, con rejilla de panal de abeja y un diseño hexagonal acotado por unas molduras en su interior. No se pueden quedar fuera de la ecuación unos nuevos faros con tecnología Full LED que apuestan por una forma más estrecha y tres bloques en su interior. Tampoco nos dejamos un paragolpes ensanchado, con un splitter que mejora la aerodinámica junto a los faldones laterales.

En esta zona no pasan desapercibidas las llantas de 19 pulgadas que vienen de serie y que pueden llegar hasta las 20 pulgadas en el Dark Horse. Otro detalle es que este Mustang está disponible en once colores de carrocería y que también acepta decoración personalizada a través de adhesivos. Como ya sucedía anteriormente, está disponible con la carrocería Fastback, que es la de estilo coupé que estamos probando, pero también con la Convertible para tener un Mustang descapotable.

Me atrevería a decir que éste es el más atractivo por sus formas, gracias a esa caída de techo tendida que se junta con unas aletas realmente ensanchadas en un spoiler sobre la tapa del maletero. En la zona intermedia aparecen los pilotos traseros LED, con tres barras verticales y la inscripción GT. La parte inferior queda reservada para un difusor realmente deportivo que acoge cuatro salidas de escape.

Aunque el Ford Mustang es un vehículo difícilmente clasificable, podríamos decir que con esta carrocería es un coupé grande. Se trata de un modelo de dos puertas que alcanza una longitud de 4,81 metros, que se complementa con una anchura de 1,96 metros y una altura de 1,40 metros. La distancia entre ejes de este ejemplar es de 2,72 metros.

Interior

Mustang es sinónimo de tradición, aunque en la actual generación vemos que se la han saltado en este habitáculo. Mientras que en el anterior destacamos que seguían los botones y mandos analógicos, ahora se pasa a la digitalización dejando un sabor de boca agridulce. Es cierto que luce más moderno y que el nivel tecnológico está muy por encima, pero también es menos intuitivo que antes y centra demasiada atención en las pantallas.

Comenzamos desde el puesto del conductor con una instrumentación digital de 12,4 pulgadas. Es muy configurable, le podemos dar el aspecto que queramos y permite visualizar una información realmente completa, se controla con un volante multifunción con un diseño deportivo y bastantes botones. Sin embargo, más allá de los mandos del volante, queda apenas una botonera para algunas funciones relativas a la conducción en este Ford Mustang.

Esto significa que el resto de cosas se controlan a través de la pantalla táctil de 13,2 pulgadas que está en posición central y va en el mismo marco que la instrumentación. Gracias al sistema multimedia SYNC 4 destaca una fluidez notable, además de menús que son bastante intuitivos. Por no hablar de que integra el Unreal Engine 3D presente en muchos videojuegos para tener unos gráficos insuperables. Tampoco falta la conectividad con Apple CarPlay y Android Auto de forma inalámbrica.

Sin embargo, nos siguen pareciendo demasiadas funciones para una pantalla en la que va a costar encontrar algunos detalles y que tiene incluso el control de la climatización. Es de las pocas pegas que le podemos sacar a este Mustang, en el que tampoco vemos demasiados huecos portaobjetos. Por otro lado, el nivel de calidad es bastante bueno gracias a la tapicería de cuero y a algunas molduras visibles en la parte superior. En todo caso, hay que recordar que el muscle car sigue luciendo bastante espartano y no hace alardes. Algunos modelos europeos están mejor terminados en este aspecto.

El Ford Mustang es un coupé con una configuración de 2+2. Esto significa que tenemos dos plazas delanteras, que son las realmente aprovechables, pero también tiene una segunda fila de asientos para algunas situaciones. El acceso es más complicado por el hueco que queda al echar los asientos hacia delante, y eso que el tamaño de las puertas es muy generoso.

Una vez dentro el hueco para las piernas no está mal para tallas medianas, aunque el escueto espacio para la cabeza es lo que hará sufrir a los adultos por la caída del techo y la luneta. Ahí tampoco aparecen salidas del aire ni otras facilidades, así que mejor tratarlo como un biplaza.

Maletero

El maletero del Ford Mustang tiene una capacidad de 381 litros. Podríamos decir que es poco para un modelo de 4,81 metros, pero también tenemos que tener en cuenta su carrocería coupé. Le marca tener un portón, pues deja una boca de carga algo irregular y en una posición bastante elevada.

Además, cuesta llegar al fondo del maletero. Por suerte, hay otros detalles positivos, como es que se puedan abatir los asientos traseros en dos partes (50:50) para dejar una capacidad mejorada y poder meter objetos más largos.

Motor

Ford Mustang siempre ha sido sinónimo de ocho cilindros. El motor V8 le acompaña desde su lanzamiento y, aunque ha habido otras mecánicas disponibles, esta es la más representativa. En la actual generación se mantiene la mecánica Coyote, que es el V8 atmosférico de 5.0 litros que tantas alegrías ha dado. En España es la única opción disponible y ha introducido una serie de mejoras para aumentar su potencia hasta los 446 CV y 540 Nm de par, aunque comercialmente lo redondean hasta 450 CV de potencia. Una buena noticia es que podemos elegir entre la caja de cambios manual de seis velocidades y la transmisión automática de diez relaciones.

Aunque anteriormente se vendía con el 2.3 Ecoboost de cuatro cilindros, Ford ha decidido quitar la mecánica a la que algunos definían como “el Mustang de los pobres” y solamente queda el V8. Eso sí, ahora ha estrenado dos versiones que van a dar mucho de qué hablar. Por un lado el Dark Horse, que mantiene el mismo motor con algunas modificaciones para sacar 10 CV más y que tiene detalles para tener un comportamiento más preciso. Por otro lado, el Mustang GTD, que opta por un V8 de 5.2 litros que consigue 815 CV gracias a la sobrealimentación y que estará a la venta de forma muy limitada.

Comportamiento

No hacen falta ni cinco minutos al volante para darse cuenta de que es un coche realmente especial. De hecho, me atrevería a decir que con los primeros diez segundos basta. El motivo es el sonido que emite el V8 atmosférico de 5.0 litros al arrancar. Es un bramido ronco y cargado de personalidad que está hecho para enamorar.

No quedan muchos coches tan reconocibles audiblemente y una parte positiva es que su sistema de escape tiene varios modos que van desde un silencioso para no molestar en el garaje hasta uno ruidoso recomendado para uso en circuito. Hace que te olvides del sistema de sonido firmado por B&O. Pero este motor no es “mucho ruido y pocas nueces”...

Aunque es la versión de acceso ya vemos números más que aprovechables esos casi 450 CV de potencia y 540 Nm de par le permiten ser un coche bastante rápido en línea recta, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y una velocidad máxima limitada a 250 km/h. No destacaría tanto “cuánto” corre, sino “cómo” lo hace. El V8 es un motor de los de la vieja escuela, de los que no sorprende por su patada en bajas vueltas.

Destaca por su linealidad y por su refinamiento, con una forma de estirar las marchas que parece una obra de arte. Si buscas su zona más aprovechable hay que subir de las 4.000 rpm y podemos apurar hasta las 7.500 vueltas para tener una experiencia religiosa. Su ficha técnica nos dice que más rápido en automático, pero yo os digo que el cambio manual es el que hay que elegir.

En primer lugar porque es algo que se está perdiendo en los coches de alto rendimiento. En segundo lugar porque es adictivo. Tiene una palanca pequeña con recorridos cortos y directos que anima a usarla constantemente. Cuando bajas una marcha da ese golpe de gas que le permite no perder el ritmo y que invita más a divertirse que a otra cosa. Para los que quieran un punto más de prestaciones siempre pueden optar por un Dark Horse automático, pero los puristas como yo no lo necesitarán.

De hecho, la conducción del Ford Mustang GT es altamente personalizable y el usuario puede elegir entre un caballo más dócil o un potro desbocado. A través de los botones del volante se puede escoger entre Normal, Sport, Circuito, Deslizante o Drag, además de un modo totalmente ajustable. Permite cambiar la respuesta del motor, de la suspensión, del escape o de la dirección; mientras que entre los otros destacan ese modo para la pista o el que consigue la máxima aceleración desde parado. Es un modelo de propulsión que cuenta con un diferencial de deslizamiento limitado, por lo que su comportamiento también es bastante singular.

La tracción al eje posterior ha quedado relegada a un segundo plano en el siglo XXI, pero el Mustang la sigue llevando por bandera. Eso le convierte en un coche más exigente con el conductor, pero también más satisfactorio, con unas reacciones puras y que sacan una sonrisa. La puesta a punto de la suspensión con amortiguación MagneRide es muy equilibrada.

La dirección tiene un tacto preciso y comunica más que la mayoría. La frenada está firmada por Brembo y es igual de contundente que su poderío. Por lo tanto, estamos ante un modelo deportivo que no llega a ser extremo pese a su configuración. Tiene cierto carácter sobrevirador, pero a no ser que quites las ayudas y hagas el bruto, mantendrá la nobleza.

Eso sí, el Mustang tiene algunas limitaciones que son evidentes. Destaca su aplomo en vías rápidas y las sensaciones en tramos de carretera secundaria. Sin embargo, en la ciudad sale peor parado por su torpeza de movimientos, ya que tiene un peso de 1.804 kg y la desmultiplicación de la dirección no es la mejor para maniobrar. Si a eso sumamos una visibilidad tirando a escasa, el aparcamiento se puede complicar. Terminamos hablando de un consumo que también puede llegar a ser elevado. En conducción tranquila o por autopista se puede bajar de los 12 litros que homologa, pero con un uso intensivo estaremos más cerca de los 15 l/100km…

Opinión coches.com

La historia del Ford Mustang en España es más reciente de lo que nos gustaría. Aunque anteriormente llegaba a cuentagotas gracias a importadores independientes, no fue hasta 2015 cuando se convirtió en un modelo global. Desde entonces tiene presencia en más de 140 países, algo que ha sido clave para que se convirtiera en el deportivo más vendido durante la última década.

Sin embargo, estamos en un momento en el que las cosas están cambiando. Por primera vez el Mustang Mach-E, ese SUV eléctrico que solamente tiene de Mustang el nombre, consiguió vender más que el modelo original. Este V8 ha caído en algunos mercados clave y eso nos hace perder un poco la esperanza en el sector. No tenemos dudas de que el Ford Mustang GT es uno de los modelos con más personalidad de cuantos hay en el mercado actual.

Un coche de esos que ya no quedan, una maravilla con formas de coupé y con la fórmula de motor V8 delantero y propulsión, que encima se puede completar con el cambio manual. Eso hace que nos sea difícil encontrar rivales para este ejemplar. Modelos como el BMW M2 pueden tener alguna similitud, aunque ese cuesta 35.000 euros más. Por encima hay Porsche y exclusivos superdeportivos, pero nada como el Mustang en su rango de precios. Por poco más de 60.000 euros te puedes llevar esta joya a casa y si quieres subir el nivel con el Dark Horse habría que desembolsar 74.828 euros.