Opel Mokka 1.2T Hybrid 145 CV: prueba con la esperada versión ECO

El Opel Mokka muestra a la perfección la evolución que han experimentado los SUV en los últimos años. La primera tendencia fue crear modelos crossover que mantuvieran algunas capacidades fuera del asfalto. Así era el primer Mokka, también llamado después Mokka X, que mantenía la tracción total y un diseño muy robusto. Sin embargo, la segunda generación optó por una estética más dinámica y dejar de hacer referencias a lo que pasa fuera del asfalto, pues la mayoría de usuarios lo utilizan en ciudad. Ahora estamos con la última actualización de este SUV pequeño que está disponible desde 25.050 euros.

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Como decíamos, se trata de un lavado de cara a la segunda generación del modelo, una estrategia para mantener fuertes las ventas del Opel Mokka. Mantiene las bases, pero ahora vamos a ver cambios en el diseño, también en el equipamiento y, por supuesto, en la gama mecánica. Dice adiós al diésel y saluda a la electrificación con varias versiones interesantes. Nosotros vamos a poner a prueba a la intermedia, que tiene el apellido Hybrid y la etiqueta ECO en el parabrisas.

Exterior

Por fuera no podemos hablar de cambios radicales, más bien modificaciones ligeras que van en consonancia con otros lanzamientos recientes de la marca. En el frontal han decidido mantener el Opel Vizor, esa máscara negra que hace las veces de parrilla y que viene más acentuada gracias al Blitz. El capó cuenta con una marcada nervadura central que guía hacia esa zona y a ambos lados aparecen unos nuevos faros estrechos con tecnología LED y con una firma lumínica muy similar a la del Opel Frontera.

Si seguimos echando un vistazo a sus paragolpes, vemos que las tomas de aire quedan por debajo del Vizor y que también hay formas voluptuosas y molduras en negro haciendo contraste. De hecho, esta cualidad se repite mucho en el Mokka, que puede llevar carrocería bitono en el acabado GS. Como en nuestra unidad, se puede apreciar un techo en ese tono, además de retrovisores, taloneras o difusor. Incluso el capó se puede teñir de negro opcionalmente. Las llantas en este caso son unas de 18 pulgadas bitono, pero de serie trae de 16 pulgadas.

Por sus formas ya podemos ver ángulos bastante marcados y un pilar C que llama la atención. Termina con una zaga de corte deportivo gracias al pequeño spoiler de techo y a unos pilotos afilados que, sorprendentemente, no intentan converger en la parte central del portón. Esa zona está reservada para el logotipo de la marca, que puede ir en negro al igual que el nombre del modelo. En la parte inferior el difusor bitono muestra o esconde la salida de escape en función de la versión.

El Opel Mokka es el SUV pequeño de la marca, el segmento B que pone el punto de acceso y que mantiene unas dimensiones bastante contenidas. Tenemos una longitud de 4,15 metros, a lo que hay que sumar una anchura de 1,79 metros y una altura de 1,53 metros. Por otro lado, la distancia entre ejes está en 2,56 metros.

Interior

El habitáculo del Opel Mokka también se ha sometido a una renovación bastante aparente en varios aspectos. Lo primero que llama la atención desde el puesto del conductor es el nuevo volante. Es más estilizado y minimalista que el anterior, sobre todo por su forma achatada y por el radio inferior. Cuenta con unos botones para controlar la instrumentación digital de 10 pulgadas. No es la más configurable del mercado y apenas hay opciones, pero la visibilidad es buena. Lo mismo ocurre con la pantalla táctil que también tiene 10 pulgadas y va integrada perfectamente en el salpicadero.

Es el centro neurálgico del sistema multimedia y sirve para controlar la gran mayoría de funciones. Cuenta con conectividad completa gracias a Apple CarPlay y Android Auto sin cables, aunque también ha integrado de forma opcional ChatGPT. De hecho, podríamos decir que el nuevo Mokka es más fácil de controlar gracias al sistema de reconocimiento de voz actualizado y también a los widgets que se pueden personalizar dentro de la pantalla táctil. Aunque hay dos detalles que agradecemos y que van en otra línea…

Por un lado, vemos que Opel ha decidido mantener los mandos de la climatización analógicos. Siempre son más intuitivos estos botones y ruletas que tenerlo todo en la pantalla, así nos resta menos atención de la conducción. Por no hablar de que con la actualización ha prescindido de la mayoría del Piano Black que veíamos en el anterior. La sensación de calidad mejora gracias a unas molduras de plástico mate que no se ensucia tanto y que parece que va a aguantar mejor el paso del tiempo.

El Mokka sigue teniendo sensación de vehículo generalista, eso hay que tenerlo claro. Pero quitar el negro piano y sumar esas molduras plásticas con otro acabado le ayuda bastante. También emplea un mayor porcentaje de materiales reciclados y la tapicería tiene un tacto más que correcto. Además, su equipamiento se refuerza con los asientos y el volante calefactado, además de una cámara trasera de 180º que nos ayuda a maniobrar a la hora de aparcar.

Donde no cambia ni un ápice el Opel Mokka es en el espacio disponible. Cuando pasamos a la segunda fila se puede ver claramente que es un vehículo urbano y que la habitabilidad es bastante justa. En las plazas traseras no hay malas cotas para piernas y cabeza, pero la anchura es insuficiente. Viajar en la plaza central es complicado porque carece de forma y tiene túnel de transmisión, así que mejor cuatro atrás.

Maletero

Con el maletero del Opel Mokka pasa algo similar, ya que ofrece una capacidad de 350 litros. Está algo por debajo de la media del segmento, aunque baja hasta los 310 litros en el caso de las versiones eléctricas. También hay que decir que las dimensiones están bien aprovechadas por las formas y que tiene ventajas como la iluminación o los ganchos para fijar la carga.

El piso se puede poner a dos alturas, bien para liberar más espacio, o bien para que quede enrasado cuando abatimos los asientos traseros. Esa acción se puede realizar en dos partes (60:40) y nos deja con una capacidad máxima de 1.105 litros.

Motor

La gama mecánica del Opel Mokka también viene con cierta adaptación a los tiempos que corren. Como dijimos, atrás quedaron los tiempos del diésel en este modelo y más atrás aún los que permitían montar la tracción total. Ahora se simplifica a tres variantes, una de combustión pura con etiqueta C, otra Hybrid que es microhíbrida y que tiene la etiqueta ECO, y una eléctrica con mayores capacidades y etiqueta CERO. El de gasolina es el 1.2T de tres cilindros con 136 CV, un bloque conocido y que ha sido corregido para que no tenga los problemas del pasado. Aunque es más interesante el Hybrid, que tiene el mismo bloque de base, pero incorpora un sistema microhíbrido de 48 V.

El Opel Mokka Electric es la variante totalmente eléctrica del modelo. Porta la etiqueta CERO y hace uso del último sistema de Stellantis para mejorar sus capacidades. Eso significa que monta un motor eléctrico delantero de 156 CV y que queda ligado a la batería de 54 kWh que ofrece una eficiencia mayor. Este ejemplar alcanza una autonomía de hasta 403 kilómetros, aunque lo dejamos para otra ocasión, ya que vamos a probar el más cabal de la gama. Recientemente salió el Mokka GSe para posicionarse como el tope de gama.

Comportamiento

La versión Hybrid del Opel Mokka probablemente sea la más interesante a día de hoy. Es para aquellos que no estén preparados para dar el salto al 100 % eléctrico y los que no se quieran quedar en la combustión pura con etiqueta C. Como dijimos, no es un híbrido convencional, más bien se trata de un microhíbrido que consigue la etiqueta ECO gracias al motor 1.2T con un sistema Mild Hybrid de 48 V. Da mayor protagonismo a la parte eléctrica gracias a un motor de 21 kW que va integrado en la transmisión automática de doble embrague y seis velocidades.

El Opel Mokka Hybrid con esta configuración entrega 145 CV y 320 Nm de par, un nivel intermedio entre el de gasolina y el eléctrico. Las prestaciones no están nada mal y además consigue rebajar los consumos. Vemos en su ficha técnica una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos y la velocidad máxima es de 209 km/h. Por otro lado, el consumo homologado según WLTP es de 4,8 l/100km y las emisiones de CO2 de 108 g/km. Si comparamos con el que no está electrificado vemos que es 0,8 litros más ahorrador y emite 19 g/km menos.

En la vida real las sensaciones al volante del Mokka Hybrid también son diferentes. La entrega de potencia es similar, con una zona media bastante llena y un nivel de potencia que consideramos que es más que suficiente para el día a día. Sin embargo, lo más notable es el nivel de retención que se aplica, que es más acusado y que sirve para recargar la batería de 48 V. Otra ventaja muy notable es que ahora el motor eléctrico de 28 CV es capaz de mover por sí solo el coche. Sucede en momentos puntuales, como a bajas velocidades o para mantener cruceros, pero marca la diferencia y le permite rebajar el consumo de verdad.

Nosotros durante la semana de pruebas y con recorridos mixtos lo dejamos con una media de 6,3 litros, aunque entendemos que si lo hubiéramos utilizado más tiempo por ciudad habríamos visto mejoras. En todo caso, también va a depender del uso y del modo de conducción seleccionado. En este Opel Mokka se puede seleccionar entre Eco, Normal y Sport. No hay demasiadas diferencias entre ellos, pero cambian algunos parámetros de la conducción. Lo más destacable es su nueva transmisión automática de doble embrague, que tiene una respuesta bastante rápida y la posibilidad de cambiar a través de unas pequeñas levas en el volante.

A nivel de chasis, podríamos decir que el Opel Mokka es equilibrado, pero que no destaca especialmente en nada. Es un vehículo que no tiene aspiraciones deportivas, pero que es bastante ágil gracias a un peso contenido de 1.362 kg. Es bastante confortable, pero la suspensión puede resultar algo rebotona. Mientras que la dirección apenas informa, yendo en línea con la de la mayoría de coches actuales. Podríamos decir que es más que válido para la mayoría de trayectos diarios sin demasiada exigencia, destacando cómo se mueve en la ciudad gracias a sus dimensiones contenidas.

Opinión coches.com

El Opel Mokka se postula como un coche urbano muy aprovechable, que ahora se ha renovado para mejorar algunos de sus puntos flacos. Mejora su equipamiento y su calidad interior, aunque lo más destacado sería la llegada de una versión con etiqueta ECO que tiene un comportamiento muy equilibrado, como habéis podido ver. Lo malo es que la estética nos ha resultado demasiado continuista, el maletero es pequeño comparado con otras opciones y el precio puede ser elevado.

Hablamos de una tarifa de partida de 25.000 euros, aunque lo cierto es que si optamos por el híbrido con un acabado GS y algún extra, se queda en 32.000 euros. Y el eléctrico es más caro… Además, nos llegamos a plantear si no tiene al enemigo en casa. El Opel Frontera, aunque no tiene su imagen exterior, presume de una habitabilidad superior y se puede escoger con las mismas opciones mecánicas por un precio inferior. Eso ya dependerá de los gustos de cada uno.

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